Unas veces era hacer un huerto escolar ecológico, otras organizar la asistencia al centro escolar en grupos organizados que van a pie, otras se traducían en cambiar las bombillas o los grifos de los baños, algunas se plasmaban en solicitar a las autoridades municipales o autonómicas cambios en el urbanismo o en la manera de gestionar los recursos, la mayoría se centraban en realizar campañas de sensibilización por que presienten que lo que están aprendiendo con proyectos de educación para la sostenibilidad como este u otros no lo sabe el resto de la sociedad o no es consciente de la gravedad del problema. Bajo sus propuestas subyacen ideas que comienzan a dar sus primeros pasos por el mundo: ciudades en transición, movimientos slow (“Comida/Escuela/Forma de vida lenta”, frente a la comida basura, al stress, al pasar sin detenerse en la belleza, en la amistad, en cuidar las emociones…) consumo sostenible, sano y éticamente responsable, equidad y solidaridad, justicia social, apuesta por el decrecimiento…
Realmente, cada vez que dejamos a la juventud espacios y tiempos para expresar sus ideas, inquietudes, expectativas, propuestas… nos dejan con la boca abierta. Esta vez, también.
Al final, nos hemos encontrado con 4 responsabilidades priorizadas. Había que acordar dos. Una docena de chicas y chicos han defendido la que creían más importante y han argumentado por qué hacer dicha elección. ¡Y cómo las han defendido! “Cultura ecológica”, “cambio social”, “comunicar”, “cercano y asequible”, “sostenible”… son algunos de los conceptos utilizados.
Estas intervenciones han ayudado a las personas que aún tenían dudas en su elección y hemos procedido a la votación.
Han final han resultado elegidas la responsabilidad nº 7: Fomentar el consumo adecuado y la política de las 5Rs (reflexionar, rechazar, reducir, reutilizar y reciclar) a través de la publicidad informativa, adoptándolo en la vida diaria, constituyendo de esta forma, sociedades y estilos de vida sustentables.
Y la responsabilidad nº 9: Implementar perspectivas y valores ambientales, con el fin de mejorar el punto de vista de la gente, para con ello estimular una ciudadanía activa. Desarrollar una cultura ecológica a través de prácticas de educomunicación y del arte para estimular nuevas ideas de sustentabilidad.
Esta elección ha marcado la base de la reflexión posterior y los talleres.
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