jueves, 31 de mayo de 2012

Nos escribe... Cristina, facilitadora en Bruselas

Una vez de vuelta y con un poco más de tranquilidad, quería escribiros estas líneas para compartir con tod@s vosotr@s lo que ha sido para mí la CONFINT europea... Para mi ha sido un gran honor ir allí como facilitadora, y poder conocer y trabajar con las ideas y proyectos de los jóvenes que cuidan del planeta en algunos países de Europa.
Igual que en la conferencia estatal, lo que más nos chocó al principio (supongo que el resto de la delegación española coincidirá conmigo) fue la gran variedad de lenguas, tradiciones, especialidades culinarias, canciones, y bailes típicos  de los países participantes, ya geográficamente tan alejados entre sí como lo están, por ejemplo, Turquía y Suecia. Este abanico de contrastes prometía gran riqueza de puntos de vista, pero a la vez suponía un gran reto, porque ya sabéis que no siempre es fácil renunciar a tu visión del mundo para llegar a acuerdos comunes...
Tengo que reconocer que al principio no fue fácil, sobre todo por la barrera lingüística. El inglés no era la lengua propia de ninguno de los participantes, ni tampoco de los facilitadores o la organización. Y aunque todos nos esforzábamos para hablarlo lo mejor posible, muchas veces necesitábamos de la ayuda de los intérpretes. En los diferentes talleres, los jóvenes delegad@s expresaban sus opiniones para llegar a acuerdos sobre las responsabilidades y acciones a llevar a cabo, en las temáticas de transporte, recursos naturales, biodiversidad, consumo, energía, solidaridad.... Temas para nada triviales ni fáciles de abordar. Recuerdo sus caras cuando no podían expresar algo con suficiente exactitud, cuando querían entender bien lo que otro delegado estaba expresando y tenían que pedir ayuda, cuando querían hablar más rápido de lo que podían en una lengua que no era la suya. Era la misma sensación que estaba experimentando yo...
Pero poco a poco, con paciencia y esfuerzo, los jóvenes iban hablando y escuchando más, participando más, profundizando más. Iban entrando en sintonía. Las experiencias que traían de sus centros educativos ayudaron mucho. Una vez más, me di cuenta que estas experiencias son la verdadera alma, el verdadero motor de los cambios que podemos realmente conseguir.
Sin duda. Lo importante es lo que hacéis en vuestros centros educativos, el trabajo diario para conseguir que vuestro colegio o instituto sea más sostenible, y para que toda la gente conectada a él (los otros alumnos, los profes, vuestros padres..)  aprenda y se lleve buenos hábitos para cuidar del medio ambiente. Eso es lo verdaderamente importante, y es lo que nos permite luego poder intercambiar nuestras experiencias y aprender de otros, sea en un encuentro regional, estatal o, como en este caso, europeo.
Y así fue como fuimos llegando a acuerdos. Compartiendo pequeñas experiencias. Cuando nos fuimos dando cuenta que aunque nuestras diferencias culturales eran grandes, todos nos encontrábamos con problemas similares: cómo ir o volver del instituto (a pie? En bici? En coche?) cómo conseguir ahorrar energía en las aulas, cómo pedir ayuda a nuestro ayuntamiento para nuestros proyectos de sostenibilidad, qué productos consumir en nuestro tiempo libre, cómo mejorar el reciclaje de nuestros residuos, como hacer que otros se unan a nuestra causa... Estos problemas, y sus posibles soluciones, ya no eran tan diferentes. Y así empezamos a tejer algunas responsabilidades y acciones comunes, que todos, desde nuestra realidad, pudiéramos asumir.
El resultado es un conjunto de responsabilidades y acciones de los jóvenes europeos para hacer frente a los retos socioambientales de sus escuelas, municipios, regiones, países...En definitiva de su propio continente, Europa. Unos resultados que tod@s los que estuvimos allí os animamos a leer, consultar, ver.... ya que nos costaron nuestro esfuerzo. Esperamos que os parezcan unos buenos resultados. Los delegados que escogisteis en Vitoria os representaron con responsabilidad y entusiasmo. Espero que ellos se animen también a explicaros su experiencia. Por mi parte, animaros a seguir adelante con vuestros proyectos, y a incorporar todo lo que habéis aprendido en otros lugares, y de otros jóvenes como vosotros (algunos ya amigos vuestros)  que trabajan con vuestro mismo fin: hacer de nuestro planeta un lugar mejor, y convencer muchos más para que luchen por lo mismo.  

Facilitadora estatal, Cristina González de Sant Feliu de Llobregat


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