lunes, 4 de junio de 2012

Nos escribe... Arturo, delegado a Bruselas


Conferencia Europea de los jóvenes
Bruselas 14-16 Mayo
Son las 22:50 y estoy todo lo acomodado que podría estar en este coche cama. Comparto una habitación de apenas seis metros cuadrados con otras seis personas. Dormimos en literas de tres, ancladas a ambos lados del compartimento.
He dormido menos de una hora y me dispongo a bajar del tren en la estación de Barcelona. Me está esperando un chico Catalán llamado Xavier, que me acompañará al aeropuerto para embarcar en el avión, con destino a Bruselas, a las 12:25. Ya estamos en la Terminal, en la que nos hemos reunidos con otros tres delegados Catalanes, que se ocuparán de representar a su comunidad en la conferencia. El vuelo es puntual y a las 14:30 estamos en la capital Europea.
Tras una breve aventura en el metro de Bruselas, conseguimos llegar a la residencia, situada a unos quince minutos del centro. Esta noche las delegaciones invitadas vamos a presentar a nuestros respectivos países, el problema es que faltan los integrantes Gallegos de la nuestra. Entonces los Canarios, Catalanes, Vascos y Madrileño, decidimos hablar (en inglés) sobre la diversidad gastronómica y cultural de nuestro país, y como no, bailamos “La Macarena”, todo un clásico después de la paella y los toros.
A la mañana siguiente suena el despertador a las 6:25, para no tener problemas con la ducha. El desayuno es ecológico, compuesto por zumo, leche y pan con mermelada, sinceramente dejaba que desear. Por suerte los delegados Franceses trajeron un bote de nocilla, que no tuvieron problemas en repartir. Los países participantes son Europeos. 
Hoy empiezan los talleres en el Comité de las Regiones, yo he elegido el taller de energía, en el que tratamos de explicar el significado de responsabilidad y desarrollo sostenible.
Los delegados del resto de los países son también de nuestra edad, catorce o dieciséis años. En su totalidad son respetuosos y amigables, aunque no consigo entender a los turcos, que hablan inglés de manera confusa.
Por la noche tenemos un taller de percusiones corporales, en el que ensayamos una coreografía para hacer un flashmob delante del Parlamento Europeo el día dieciséis.
Esta noche he descansado un poco mejor, pese a que la alarma siga sonando a la misma hora que ayer. Por la mañana voy a terminar el taller de energía, más tarde, me involucro en un taller de ciencia, en el que tengo la ocasión de preguntar a un grupo de científicos, instalados en el Polo Norte, acerca del nivel de hielo de esa zona.
Después del taller, tuve el placer de hablar en persona con el político Patrick Lousson. 
Tenemos tarde libre en Bruselas: visitamos La Grand Place y compramos chocolate, también tenemos mesa reservada para cenar en un restaurante Africano, en el que comimos con las mano (literalmente). Por lo que llevamos visto, Bruselas es una ciudad pequeña, ideal bajo el punto de vista de la imparcialidad, para albergar el Parlamento Europeo y el Comité de las Regiones.
Ha llegado el último día de esta fantástica experiencia, es dieciséis de Mayo. Esta mañana he concluido el taller de ciencia, y hemos realizado una sesión plenaria de clausura, en la que mostramos el trabajo realizado estos tres últimos días y leemos la carta abierta que entre todos redactamos.
Ya es por la tarde cuando ponemos en práctica la coreografía aprendida. El eslogan de este flashmob es “Let´s take care of the planet” o lo que es lo mismo “cuidemos del planeta”. Ha sido muy divertido hacer este flashmob, la gente que pasaba cerca de nosotros delante del Parlamento se paraba a observarnos.
Esta última noche hemos tenido el placer de cenar en un restaurante ecológico, llamado Mundo B, en el que bailamos al final de la cena, a modo de fiesta de despedida.
Suena el despertador por última vez, es día diecisiete y toca volver a casa. Lloramos casi todos, porque además de luchar por el medioambiente y participar en nuestra democracia hemos conocido gente maravillosa, con el mismo espíritu y ganas de cambiar nuestro incierto futuro y el de nuestro hijos.
Recordad que los pequeños gestos del día a día, a favor de nuestro planeta, son los que lograrán asegurar la biodiversidad para las generaciones futuras.

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